El Trabajo Asalariado en la Era de las Nuevas Tecnologías
Por Juan Carlos Jarsun
En anteriores ocasiones, he abordado la complejidad que enfrenta el trabajador asalariado en el contexto de las actuales innovaciones tecnológicas. En este análisis, exploré los orígenes y las características de este nuevo paradigma económico, el cual está provocando significativas y profundas transformaciones en el mercado laboral.
El propósito de este artículo es examinar algunas de las implicancias que van más allá y tienen un impacto en la relación laboral clásica como resultado de los cambios mencionados.
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El trabajo asalariado y las nuevas tecnologías
La tecnología, sin duda, conlleva consecuencias importantes para los trabajadores asalariados convencionales. Estos individuos se ven cada vez más envueltos en un trabajo atípico, con sitios alternativos para realizar sus tareas y un mercado laboral que tiende a la flexibilidad, como si esta fuera una condición necesaria para que el cambio tecnológico no resulte en desempleo. Todo esto genera una aguda sensación de inseguridad, exacerbada por el destino incierto que el trabajo asalariado convencional enfrenta en el mundo tecnológico que se avecina.
De esta manera, surge la necesidad de analizar la metamorfosis del trabajo y del empleo, así como las nuevas instituciones requeridas por la economía global emergente. Además, es crucial examinar las respuestas políticas que deben considerarse frente a las transformaciones en curso y sus consecuencias tanto para el ámbito laboral como para la sociedad en su conjunto.
Es fundamental destacar, en primer lugar, que todos estos cambios afectan, de diversas maneras, la psicología laboral contractual. Este término hace referencia a todas las creencias individuales relacionadas con los términos y condiciones implícitas en el mutuo acuerdo laboral. No se trata simplemente de expectativas, sino de convicciones sobre la existencia de promesas subyacentes en las obligaciones mutuas, es decir, la confianza en que ambas partes han realizado ciertas promesas y aceptado determinadas condiciones del contrato. Es un concepto intrínsecamente subjetivo.
En este contexto, los cambios tecnológicos están dando forma a nuevas dinámicas en las relaciones laborales asalariadas, distanciándose de la psicología laboral contractual que prevalecía en la era de la industria fabril. Esto genera inquietudes y temores en los trabajadores dependientes, entre otras razones, porque tanto empleadores como empleados ya no asumen, al celebrar un contrato de trabajo, la existencia de una ocupación a largo plazo. Por el contrario, lo que se da por sentado como permanente es la necesidad de preparación y capacitación continua por parte del trabajador, convirtiéndolo así en el principal responsable del desarrollo de su propia carrera.
Además, el impacto de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) no solo afecta a los trabajadores, sino también a los empleadores, quienes se ven obligados a abandonar las estructuras organizativas burocráticas en favor de nuevas y mayores oportunidades para aprovechar los conocimientos codificados.
Las TIC facilitan, por lo tanto, la dispersión geográfica del trabajo y la prestación continua de funciones de información y servicio, lo que a su vez permite que los trabajadores asalariados realicen tareas fuera de los horarios convencionales. Pareciera que los límites físicos del lugar de trabajo para los trabajadores dependientes se están desvaneciendo.
A diferencia de las innovaciones tecnológicas del siglo pasado, que favorecieron la integración de sistemas de producción y la característica relación laboral propia de las fábricas, las innovaciones actuales apuntan hacia un sistema más fragmentado del trabajo.
En el contexto de la revolución tecnológica, las organizaciones en red están emergiendo como una alternativa a las tradicionales estructuras burocráticas. Estas nuevas organizaciones, más pequeñas y con perspectivas de carrera más limitadas, podrían obligar a los trabajadores asalariados a transitar entre diferentes redes en lugar de seguir una trayectoria tradicional en una sola.
Esta tendencia hacia organizaciones fragmentadas tiene profundas repercusiones en la relación laboral. La metamorfosis de una situación fáctica, donde la realidad definía la existencia de un trabajador subordinado, hacia una situación contractual implica contratos de trabajo más detallados basados en el rendimiento del trabajador en lugar de la confianza.
Las estructuras jerárquicas tradicionales se desvanecen, reduciendo la necesidad de supervisar a los trabajadores asalariados capacitados. Las TIC desempeñan un papel crucial al facilitar la dispersión geográfica del trabajo y cambiar el concepto de lugar de trabajo. Las computadoras sustituyen las antiguas cadenas de mando, y estrategias como la descentralización de decisiones reemplazan las estructuras verticales.
Estas transformaciones llevan a una evolución del concepto de subordinación laboral. La relación laboral se mueve hacia un intercambio donde el trabajador se compromete a cumplir tareas específicas, y el término «tareas» reemplaza al tradicional «trabajo».
El teletrabajo y la descentralización se incrementan, impactando la naturaleza de los contratos de trabajo y dando lugar a una nueva psicología laboral contractual. La capacitación continua se vuelve esencial, ya que la nueva economía valora el capital humano y la movilidad laboral se convierte en una consecuencia de la revolución tecnológica.
Los Estados deben adoptar una actitud facilitadora en lugar de mantener leyes anticuadas. La falta de leyes adaptadas a las nuevas circunstancias económicas puede llevar a la creación de un dualismo entre los trabajadores del conocimiento y los demás. La formación continua a lo largo de toda la vida activa se vuelve crucial para enfrentar la inseguridad laboral.
La sociedad de la información exige un estudio profundo y estructurado, ya que el trabajo asalariado es un ámbito crucial donde se manifiestan los cambios estructurales. La reciente ley argentina de 2004 es un ejemplo de legislación que no aborda estas realidades.
El cambio tecnológico puede llevar a un mayor bienestar y crecimiento, pero es esencial una combinación realista entre tecnologías, políticas e instituciones para alinear resultados tecnológicos y macroeconómicos.
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