Globalización y Empleo

Globalización y Empleo: ¿Son Justificados los Temores? Por Eddy Lee

El notable crecimiento del comercio mundial, las inversiones extranjeras directas y los flujos financieros transnacionales en la última década ha marcado la creciente «mundialización» de la economía global. Este fenómeno se atribuye principalmente a la ola de liberalización económica que ha recorrido todos los continentes, eliminando barreras al comercio internacional, fomentando la inversión extranjera y desregulando los mercados financieros. El desarrollo tecnológico, reduciendo los costos de transporte y comunicación, ha ampliado la gama de bienes y servicios objeto de comercio internacional.

Esta liberalización refleja un cambio de actitud hacia la política económica, adoptado voluntariamente en las sociedades democráticas y, en menor medida, en regímenes autoritarios. Aunque fundamentado en principios neoclásicos, el éxito de las políticas aperturistas en Asia oriental ha influido considerablemente en la aceptación internacional de la liberalización como motor de la prosperidad.

Sin embargo, surge un creciente escepticismo sobre las consecuencias de la mundialización en el empleo y la desigualdad de ingresos. En las sociedades democráticas, este recelo es más evidente, pero es parte del debate democrático. La mundialización, al igual que cualquier transformación económica, genera beneficios y perjuicios. Los perjuicios a menudo afectan a ciertos grupos de trabajadores o regiones, destacándose, mientras que los beneficios son más generales y menos perceptibles. Los partidarios argumentan que los beneficios superan los costos y que es posible compensar a los perjudicados durante el ajuste. Sin embargo, la compensación no siempre se materializa, sumado a la incertidumbre sobre los resultados futuros.

El texto examina cuatro fuentes principales de recelo hacia la mundialización:

  1. Temor en países industrializados por la competencia con naciones industrializadas recientes, generando desempleo y reducción de salarios para trabajadores poco calificados.
  2. Temor similar en países en desarrollo por la pérdida de empleo y aumento de la desigualdad salarial debido a la liberalización.
  3. Temor a una competencia a la baja en salarios y normas laborales.
  4. Temor a que la mundialización limite la autonomía política nacional y debilite a los gobiernos.

Es crucial disipar estos temores para abordar el problema del desempleo y confirmar la viabilidad del pleno empleo como objetivo (ver OIT, 1996).

Desempleo y desigualdad salarial en los países industrializados avanzados

En los países industrializados avanzados, la preocupación por el impacto de la globalización en el empleo es doble y se deriva de la estructura del comercio internacional y de la inversión extranjera directa (IED), aunque están interrelacionadas. Se cree que el aumento de las importaciones procedentes de países con salarios bajos ha provocado una disminución de las oportunidades de empleo industrial, especialmente en los sectores de la economía que requieren mucha mano de obra. También se cree que este proceso es responsable del aumento de las diferencias salariales en algunos países desarrollados (Wood, 1994). Se cree que la desaparición gradual del empleo en los sectores intensivos en mano de obra ha provocado una menor demanda de trabajadores poco cualificados y, en consecuencia, unos salarios más bajos para los trabajadores poco cualificados en relación con los de los trabajadores altamente cualificados.

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